En la vieja frontera del Tajo parece que el tiempo se ha detenido, y con él la piedra, que perdura e impresiona.

Dolmen el Mellizo (Valencia de Alcántara)

En los periodos Neolítico y Calcolítico, hace entre cuatro y cinco mil años, se desarrolló el fenómeno megalítico, literalmente el fenómeno de las grandes piedras, que cuando aparecen de forma aislada se consideran menhires y si lo hacen en conjuntos dan lugar a sus monumentos más conocidos: los dólmenes. El territorio de la reserva de la biosfera de Tajo Internacional, a uno y otro lado de la frontera, no solo no fue ajeno al megalitismo, sino que alberga uno de los conjuntos europeos más importantes de este periodo; solo el término de Valencia de Alcántara cuenta con cuarenta y un dólmenes catalogados, estimándose que han desaparecido al menos catorce. Son además los que presentan el mejor estado de conservación gracias a que la mayoría es de granito, más consistente que la pizarra presente en los otros municipios con dólmenes como Herrera de Alcántara, Cedillo, Alcántara -aquí se puede visitar también el imponente menhir del Cabezo- y Santiago de Alcántara, donde además existe un centro de interpretación de la Cultura Megalítica; como dato curioso, durante las excavaciones en el dolmen Lagunita III de esta última localidad se encontró un recipiente con fermento de cebada, lo que parece indicar que ya fabricaban y consumían cerveza. Tomaran cañas o no, lo cierto es que los dólmenes son una visita que nunca falla; solo imaginar cómo esas gentes movían tales piedras y con qué finalidad lo hacían, sigue fascinando por igual a mayores y pequeños.

→ El puente de Alcántara

Así, tal cual, se titula la famosa y muy recomendable novela de Frank Baer, que recrea las vicisitudes de la península ibérica del siglo XI, con nuestro puente imperecedero como escenario de su desenlace final. Y es que el puente de Alcántara es sin duda uno de los monumentos más espectaculares de cuantos nos dejó la civilización romana: seis arcos, el mayor de 28,8 m de luz, sostenidos sobre cinco enormes pilares que se elevan majestuosos para sortear el río Tajo, facilitando el paso de una de las principales vías de comunicación de la época en la península, la calzada de Corduba (Córdoba) a Portus Cale (Oporto). En el centro de su estructura se erige un gran arco del triunfo, con una inscripción en la que puede leerse que el puente se erigió en honor al emperador de origen hispano Trajano, datándolo entre los años 103 y 104 d.C. En el templete, también romano, en una de las entradas del puente puede leerse otra inscripción que, tras aludir de nuevo al césar y a los dioses romuleos, viene a decir “…quizá la curiosidad de los viajeros, cuyo cuidado es saber cosas nuevas, se pregunten quién lo hizo y con qué intención. El puente, destinado a durar por siempre en los siglos del mundo, lo hizo Lacer, famoso por su divino arte…”. Cayo Julio Lacer, su autor, no exageraba, el puente perdura y es uno de los lugares más impresionantes que los viajeros puedan visitar.

→ Conjuntos históricos

Brozas fue desde el siglo XIII sede de la encomienda mayor de la Orden de Alcántara, por lo que su trama urbana es claramente medieval ya que las calles se generan radialmente a partir del centro, donde se encuentra la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de la Asunción. Junto a ésta, el palacio o castillo de la Encomienda, edificio monumental de la localidad, y repartidas por el núcleo urbano otra iglesia parroquial, ermitas, conventos, el antiguo hospital de Santiago e imponentes casas solariegas como la de los Bravo, Argüello, Flores, Condes de Canilleros.... algunas como las de los Tejada o los Gutiérrez Flores con balcones de esquina, un interesante elemento tradicional de la arquitectura cacereña del siglo XVI.

En cuanto a Valencia de Alcántara, su vinculación con la Orden es tan evidente que la lleva de apellido. Entre sus muchos atractivos patrimoniales está la monumental iglesia de Rocamador, y aneja a ella el castillo fortaleza con su imponente torre del homenaje, desde donde se obtienen unas magníficas vistas de la localidad. Pero lo más peculiar de este conjunto histórico es su barrio Gótico Judío -emparentado con el de la cercana ciudad portuguesa de Castelo de Vide, donde muchos de sus pobladores se asentaron tras su expulsión-, un total de 19 calles largas y estrechas de trazado irregular típicamente medieval, en cuyas casas se conservan 266 portadas exteriores de estilo ojival y adintelado, que se completa con la restaurada sinagoga. Una auténtica sorpresa para cualquiera que visite este lugar tan lleno de historia como insuficientemente conocido.

Por su parte, Alcántara tiene una notable arquitectura señorial, con numerosas casas solariegas y palacios con portadas y blasones como los de los Barco, Bernardo de Aldana, Bootello, Arias de Quintanadueñas, Pereros, Barrantes Maldonado...  En cuanto a la religiosa, lo más impresionante es el conventual de San Benito, del siglo XVI, uno de los conjuntos más representativos del renacimiento extremeño, cuya conocida galería de Carlos V compone el marco en el que se desarrolla el Festival de Teatro Clásico de Alcántara. También impone la iglesia arciprestal de Ntra. Sra. de Almocóvar, del siglo XIII, levantada sobre la antigua mezquita de la localidad y de cuyo templo original románico se conservan las tres portadas. La iglesia de San Pedro de Alcántara, erigida en honor del santo alcantarino patrono de Extremadura, y los conventos de Sancti Spiritus y de San Bartolomé, actualmente Hospedería de Extremadura, completan el conjunto.

La Conceja

Esta magnífica fuente es una muestra única de arquitectura funcional popular, cuyo nombre alude a la congregación comunitaria vecinal, o concejo, que formaban los habitantes de Zarza la Mayor, entonces La Zarza a secas. Se trata realmente de un pozo hecho a base de sillares graníticos de talla regular, con una profundidad aproximada de siete metros, construido probablemente en el primer cuarto del siglo XIV. Sobre él se dispone un amplio brocal, también de granito y de planta rectangular, en cuyos frentes se suceden arcos apuntados y de medio punto, ya que la fuente estaba techada con grandes láminas del mismo material que desaparecieron con el paso del tiempo; por su monumentalidad debió hacerse sobre el principal acuífero de la localidad. Aunque a mediados del siglo XVII fue parcialmente reconstruida por alarifes llegados expresamente de Portugal, lo cierto es que la fuente y su entorno sufrieron un proceso de degradación importante que afortunadamente se ha revertido y hoy componen la imagen más significativa de la localidad.

  AZUL PIEDRA - RESERVA DE LA BIOSFERA DEL TAJO INTERNACIONAL
 
 
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