Cuatro conjuntos y un sitio histórico, un monasterio, iglesias monumentales, castillos, puentes, arquitectura popular... Con ustedes, La Vera.
La Vera lo tiene todo y aunque sea tópico insistir en ello, lo cierto es que el marchamo de retiro imperial que la propia comarca enarbola desde hace años, en alusión a los últimos días del emperador Carlos V en estas tierras, está bien traído. A la abundancia feraz de sus gargantas y vegas, con el río Tiétar como límite meridional, se le suma su orientación sureña -a “la vera” de los casi 2400 metros de la Covacha, el pico más alto de la sierra de Gredos aquí- dotándola de una climatología que ya quisieran muchos. Y claro, tanta bonanza tenía que traer consecuencias, empezando por un magro puñado de localidades, diecinueve para ser exactos, con un patrimonio arquitectónico y cultural de envergadura.
Lo primero que llama la atención de La Vera, después entraremos en detalles, es la atractiva arquitectura popular de sus localidades, esa propuesta de entramado tan serrana que ha servido para que Pasarón de la Vera, Garganta la Olla, Valverde de la Vera y Villanueva de la Vera sean declaradas conjuntos históricos, y que ha contribuido igualmente, aunque en este caso se suman otros factores, a que Cuacos de Yuste lo haya sido como sitio histórico; en estos pueblos la madera de castaño se asoma a la calle y junto al adobe o la piedra compone unos volúmenes tan peculiares como reconocibles. En Pasarón de la Vera, además, destaca el palacio de los condes de Osorno, donde residió Magdalena, el primer amor de don Juan de Austria. En Garganta la Olla hay que prestar atención a su iglesia de San Lorenzo; a la casa de Postas, en cuya columna una mancha oscura alerta de los temporales de lluvia, y a la azul casa de las Muñecas, que según parece fue prostíbulo en tiempos del emperador. En Valverde de la Vera, que fuera el primer señorío verato, es especialmente atractiva la plaza de España y en Villanueva de la Vera es muy reconocible la conocida casa del Barco, llamada así por su peculiar forma que recuerda a una embarcación.
→ El castillo de Jarandilla
Esta contundente construcción, también llamada castillo palacio de los condes de Oropesa, compone la imagen más reconocible de la localidad y probablemente una de las de la comarca. Actualmente pertenece a Paradores, la red nacional de hoteles y restaurantes, lo que permite visitarlo y disfrutarlo además alojándose en él, papel que curiosamente ya desempeñó en el siglo XVI cuando el emperador Carlos V se instaló aquí durante tres meses a la espera de la finalización de las obras del monasterio de San Jerónimo, en la cercana localidad de Cuacos de Yuste, donde había decidido pasar sus últimos días; no es de extrañar por sus características, en las que se aúnan elementos defensivos y residenciales propios de las edificaciones militares señoriales del siglo XV, que fue cuando tomó su forma actual bajo el dominio de los Álvarez de Toledo, señores de Jarandilla y Cabañas y condes de Oropesa.
Lo cierto es que alojarse en este viejo castillo o sencillamente visitarlo, es una de las experiencias que ofrece la comarca; sus jardines, patios y terrazas son sencillamente deliciosos. Ilustres huéspedes como Felipe González, Helmut Kohl, Mijaíl Gorbachov, Jorge Sampaio o el mismísimo general De Gaulle, lo confirmarían.
→ Los Puentes
Tanta garganta y tanta agua tenía que plantear también dificultades, especialmente de movilidad, que, como no podía ser de otra forma, se solucionaron en cada caso con su correspondiente obra pontonera. Ya hemos visto en otras ocasiones la tendencia entre los lugareños a apellidar “romano” todo lo que parezca vetusto, especialmente los puentes, y las pocas veces que se corresponde con el origen real de los mismos. Por eso no es de extrañar que La Vera no sea una excepción, y aunque lo cierto es que no consta que por estas tierras discurriera calzada importante alguna ni hay restos romanos relevantes, muchas de estas construcciones lucen popularmente esta procedencia en sus nombres. La mayoría son obras medievales, con más o menos modificaciones a lo largo de los siglos, pero se puede decir que en general son de gran belleza por su espectacular altura para salvar las crecidas y que representan algunas de las imágenes más típicas de la comarca.
El puente “romano” de la Vega, en Cuacos de Yuste; el de Jaranda, uno de los menos accesibles pero en un entorno impresionante; el puente Parral, también en Jarandilla; el de Cuartos, en Losar de la Vera, uno de los más reconocibles por sus dos ojos y por estar en una popular zona de baño, y el puente “romano” o “viejo”, en la garganta de Alardos de Madrigal de la Vera, que impresiona por sus metros de luz, son algunos de los muchos que se pueden visitar a lo largo y ancho de la comarca.
→ San Jerónimo de Yuste
Popularmente conocido como monasterio de Yuste, o Yuste a secas, este complejo declarado patrimonio europeo pasó a la historia por albergar los últimos días del emperador Carlos V, tras abdicar en su hijo Felipe II, desde febrero de 1557 hasta septiembre de 1558. De esta manera lo que fuera originalmente el sencillo eremitorio de San Salvador de la Sierra, más tarde ampliado cuando se hizo cargo del mismo la Orden de San Jerónimo, acabó convertido en el conjunto que es hoy: el convento como tal con sus dos fantásticos claustros, el palacio del emperador en su mediodía, la iglesia y los jardines con su estanque.
La Orden de San Jerónimo estuvo muy ligada a las casas reales de los Trastámara, primero, y de los Austria después, dirigiendo importantes centros religiosos como El Escorial o Guadalupe y gestionando grandes territorios para la corona. Con la casa de Borbón perdieron pujanza y finalmente, tras sufrir tres exclaustraciones y las desamortizaciones en España y Portugal, su rama masculina desapareció. No obstante fue restaurada en 1925, ocupando de nuevo Yuste a mediados del siglo XX, una vez que el Estado se hizo cargo del edificio, para volver a abandonarlo definitivamente en 2011 ante las dificultades de la Orden para mantener su actividad por el escaso número de miembros, su edad y las molestias que las obras de adecuación en el edificio les causaba. De paso se llevaron con ellos 40 000 libros de la biblioteca que donaron a la Universidad Pontificia de Comillas, que afortunadamente volvieron en 2019 al monasterio, hoy sede de la Fundación Académica Europea de Yuste.
Actualmente el conjunto de San Jerónimo de Yuste es visitable todo el año, de martes a domingo, y las entradas pueden adquirirse en la taquilla del propio edificio o a través de la web de Patrimonio Nacional.
AZUL PIEDRA - LA VERA